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Té, ¿realmente beneficioso?

noviembre 5, 2021

Todos los tipos de té impiden la correcta absorción de calcio y hierro. Por lo mismo, cuando se está embarazada surgen las dudas sobre los problemas que pueden causar su consumo.

Uno de los riesgos que produce el abusar del consumo del té se debe a la teína, una sustancia que al igual la cafeína, es un alcaloide que produce un efecto estimulante en el sistema nervioso central.

¿Pero qué implicancia tiene? Que esta sustancia traspasa la placenta y puede producir un retraso en el crecimiento intrauterino y contracciones que deriven en aborto espontáneo o un parto prematuro. Pero, además, hay otras consecuencias puntuales que acarrea cada tipo de té.

El té negro, por ejemplo, absorbe el hierro del cuerpo, lo que puede derivar en la aparición de anemia. Además, si la embarazada lo toma en exceso puede aumentar el riesgo de sufrir aborto espontáneo, por su alta concentración de teína. El verde, en tanto, según un estudio de la Universidad de Japón impide la absorción del ácido fólico, que sirve para la formación del sistema nervioso del bebé y evita malformaciones congénitas. En el caso del rojo, una de las consecuencias es que aumente la presión sanguínea y ocasiona hipertensión gestacional, asociada a partos prematuros.

Por lo mismo, se recomienda no beber más de dos tazas de té al día. Claro que si durante la jornada se ha consumido también café o alguna bebida cola, la dosis sugerida baja a una.

Ante esto, es preferible optar por otras infusiones libres de este alcaloíde, como el rooibos, que se ha hecho famoso en Chile. Este dato te ayudará a que puedas consumir lo que quieras y sin riesgo alguno en tu embarazo; pues es sacado de una planta sudafricana con el mismo nombre, que significa “arbusto rojo”. Está exento de teína y tiene muchas propiedades que funcionan como antioxidantes, antihistaminico natural y, además, refuerza nuestro cuerpo con minerales como potasio, zinc, magnesio, calcio, etc.

Otra alternativa, es recurrir a infusiones caseras preparadas a partir de cáscaras de limón, miel, canela o clavo de olor.